—Como sabes, me gustan todos los cómics. Especialmente los de los superhéroes. Encuentro que toda la mitología que rodea a los superhéroes es fascinante. Piensa en mi héroe favorito: Superman. No tiene un gran argumento, ni tampoco es un buen dibujo, pero la mitología, su mitología, no sólo es genial, es única.
—¿Cuánto tarda este jodido dardo en hacer efecto?
—Un par de minutos; lo justo para que acabe de explicarte esto. Verás, algo básico en la mitología de los cómics es que cada superhéroe tiene su alter ego. Batman no es otro que Bruce Wayne… Spiderman se llama Peter Parker, cuando el personaje se despierta por las mañanas sólo es Peter Parker, tiene que ponerse un traje para convertirse en Spiderman… y esa es la característica que hace de Superman algo único. Superman no se convirtió en Superman, sino que nació como Superman; cuando se despierta cada mañana es Superman. Su alter ego es Clark Kent. Y su traje, el que lleva esa enorme S, es la prenda en la que estaba envuelto cuando lo encontraron los Kent siendo un bebé; esa es su ropa. Lo demás: las gafas, el traje azul, es su disfraz; es un disfraz que Superman se pone para ser uno más de los otros. Clark Kent es su visión de nosotros… ¿Y cuáles son las características de Clark Kent? Es débil, no confía en sí mismo. Es un cobarde. Clark Kent… Superman critica así a toda la raza humana. Igual que Beatrix Kido a la señora de Tommy Plinton.
—Ah, sí… ya vamos al grano…
—Tú podrías disfrazarte de Arlin Plinton, pero seguirías siendo Beatrix Kido. Y cada mañana, al despertar, seguirías siendo Beatrix Kido. Oh, ya puedes sacarte el dardo.
—¿Estás llamándome superhéroe?
—Te llamo asesina, desde el día que naciste. Siempre lo has sido y siempre lo serás. Vivir en El Paso, trabajar en una tienda de discos, ir al cine con Tommy, recortar cupones… es sólo la forma que tienes de disfrazarte de abeja obrera para intentar diluirte en el enjambre. Pero tú no eres una obrera, eres una asesina renegada; y por muchas cervezas que te tomes y barbacoas que hagas… y por mucho que engordes, nada en el mundo cambiará ese hecho.
(…)
—¿Pai Mei te enseñó sus “cinco puntos para hacer explotar un corazón”?
—Claro que sí…
—¿Por qué me lo ocultaste?
—No lo sé… porque soy… una mala persona…
—No… no eres una mala persona… eres una persona estupenda… eres mi persona favorita… sin embargo, de vez en cuanto, eres una auténtica zorra.